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Los compradores actuales, son más conscientes del impacto que sus decisiones de compra pueden generar en su salud, presupuesto y, más recientemente, en el medio ambiente. Es por ello que cada vez buscan más información, la cual les es muy fácil de conseguir a través de los canales directos que las marcas han abierto con ellos, como redes sociales, blog especializados, entre otros.

Pese a toda la información, en la mayoría de los casos, el momento crucial de la compra se lleva a cabo en frente del anaquel. Es ahí en donde el comprador selecciona un producto, de una serie de otros similares y confirma todas las cualidades y beneficios que éste le puede dar . Son apenas unos pocos minutos, pero muy determinantes, y es entoces cuando  el empaque se transforma, de un medio funcional para el transporte y la preservasión del producto,  en el gran protagonista, el arma secreta de persuasión…el vendedor silencioso.

Las marcas han entendido lo transcendental de ese espacio de comunicación con su cliente y por ello además de desarrollar productos con atributos y aditivos que lo diferencien de la competencia, también deben asegurarse que el packaging, es decir su presentación, sea capaz de estimular todos los receptores sensoriales de la mente del cliente y lograr esa conexión que trasladará al producto del anaquel hasta el carro de compra.

Uno de los primeros aspectos que se debe tomar en cuenta a la hora de diseñar el packaging, es el formato. Este debe permitir que el producto se destaque entre sus pares en el anaquel, transmitir las propiedades que lo diferencia de otros y dar la información que el comprador requiere como: olores, sabores, texturas, capacidad nutricional (si hablamos de un alimento), componentes y otras serie de variables más, que dependen del tipo de producto que el cliente esté comprando.

Los empaques rígidos, suelen ser muy conveniente para este fin, pueden pararse en el anaquel, dando una mayor superficie de contacto para comunicarse con el cliente, además son fáciles de apilar, transportar con muy pocas pérdidas y colocar fácilmente en el estante de casa.

En cuanto a los materiales para su elaboración, los empaques rígidos pueden ser de vidrio, metal, cartón o plásticos. La elección dependerá, entre otras cosas, de aspectos funcionales que debe cumplir el envase y que son necesarios para conservar las propiedades del producto, como permeabilidad al vapor de agua, oxígeno, luz y otros aspectos ambientales a los que pueden ser sensibles alguno de los componentes del producto. Uno de los materiales que va ganando campo en aplicaciones de empaques rígidos, es el tereftalato de polietileno (resina plástica mejor conocida como PET por sus siglas en inglés). Debido a su flexibilidad, transparencia, propiedades de barrera y alta resistencia, el PET permite la fabricación de botellas con diseños innovadores y funcionales que ayudan a transmitir la identidad de una determinada marca, ver las características del producto dentro del envase, transportarlo de manera segura y fabricar botellas  más livianas, haciendolo cada vez más utilizado que  las botellas de vidrio, latas de metal y empaques de cartón, en el mercado de bebidas, por citar un ejemplo. (revista É Packaging Año XXII, N° 5, página 24).

Colores y etiquetas

El color es otra herramienta que estimula los receptores sensoriales en la mente del comprador. Su percepción en el objeto, no sólo activa al sentido de la vista, también lo hace con el resto de los sentidos evocando sabor, textura, olor y experiencias que condicionan la memoria de un objeto de una forma particular.

Este fenómeno de precepción multisensorial, sugiere algunas estrategias en cuanto a la utilización del color en el packaging del producto, las cuales puede ir desde la aplicación directa al material de la botella hasta jugar con el contraste de colores que se puede generarse entre el contenido y la etiqueta del producto.

En este sentido la transparencia del PET, resulta muy conveniente, pues las botellas hechas con este material, permiten ver el color del contenido o bien se pueden adicionar pocas cantidades de aditivos que cambien el aspecto del  cuerpo de la botella y que son muy seguros para su aplicación en productos de consumo humano, como las tonalidades azules en algunas botellas de agua, verde en bebidas con sabor a limón, u otros colores que se utilizan para resaltar las botellas de bebidas en el anaquel, entre otros ejemplos (ver https://proyectospet.com/preformas-pet).

Por su parte, las etiquetas también juegan un papel fundamental en el packaging, pues además de ser integrantes del aspecto visual del producto, éstas deben transmitir su concepto de forma clara y sintetizada, así como información de interés para el comprador: fechas fabricación y caducidad, tabla nutricional, contenido neto del envase, instrucciones de uso y precauciones necesarias para el correcto almacenamiento del producto (revista É Packaging Año XXII, N° 5, página 27)

Es importante señalar que, a pesar de todos los estímulos sensoriales señalados, la imagen del producto en la mente del cliente, puede estar condicionada por características demográficas, contexto social, entre otras variables que pueden hacer que sus preferencias varien  en un momento determinado, por lo que el diseño de packaging del producto no sólo es algo que se debe tomar en cuenta a la hora del lanzamiento, sino también en el momento de refrescamientos de imagen y en la extensión de la línea de un producto. Sin duda, el packaging es un aspecto que siempre debe trabajarse en todo el ciclo de vida de un producto.

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